Mujer Deja Que Indigente Trabaje Para Ella Por Un Día, 2 Semanas Más Tarde Recibe Una Extraña Llamada

¿Quién Era Ese Hombre?

Abby se quedó helada. Seguramente esto tenía que ser una especie de broma, ¿no? Sabía que se arriesgaba al dejar que un delincuente trabajara en su restaurante, pero lo que le acababan de decir por teléfono lo cambiaba todo. 

No hacía ni una hora que él estaba aquí, y ella aún podía sentir su cálido aliento y su inquietante presencia. Como si todavía estuviera detrás de ella. No sabía quién era ese hombre en realidad ni de qué era capaz. 

Una Mujer Que Alcanza Sus Sueños 

Abby Smith había trabajado en su pequeño restaurante escandinavo durante 5 años. Había puesto todo su esfuerzo, tiempo y dinero en conseguir su sueño de tener su propio restaurante. 

Pero esta restauradora no tenía ni idea de lo que le esperaba cuando un indigente entró en su restaurante una fría mañana de lunes.

Pensaba Que Lo Había Visto Todo

Abby había trabajado en el sector de la hostelería y la alimentación durante 10 años. No era ajena a las largas y extenuantes horas de trabajo, a los compañeros de trabajo retorcidos y a los clientes maleducados. Por eso, cuando abrió su propio negocio, supo que era lo mejor. 

A lo largo de su década de carrera, Abby pensó que lo había visto todo. Pero nunca supo lo que le esperaba un lunes por la mañana

Otro Lunes 

Abby se despertó a las 5:00 en punto de la mañana. Era otro lunes por la mañana, y otro día en el restaurante. 

Se frotó los ojos cansados y se duchó. Pensó que iba a ser otro día normal. Pero estaba muy equivocada  

Comenzando Su Día 

Abby llegó al trabajo dispuesta a empezar un día ajetreado. Limpiaba las superficies, preparaba la comida y abría la puerta para empezar el día. 

De repente, apareció un vagabundo que entró en el restaurante. Abby no podía imaginar cómo acabaría este encuentro.

Un Indigente

“Disculpe”, dijo el indigente. Su voz era tranquila: “Soy Ricky, ¿tiene alguna moneda suelta?”. Abby miró al indigente y vio tristeza en sus ojos. “¿No tienes trabajo?” preguntó Abby sin rodeos. Ricky se quedó sorprendido por lo que dijo. 

“No, no tengo”, respondió, evitando el contacto visual con Abby. “Tengo muchos delitos, así que nadie quiere contratarme”. A pesar de esta revelación, Abby contestó algo inimaginable

Lo Había Visto Antes 

Desde hace tiempo, Abby había visto al indigente, Ricky, merodeando por el barrio. Sin embargo, nunca lo había visto meterse en problemas. Parecía que se mantenía al margen. 

Así que cuando Ricky entró en el restaurante de Abby y le pidió algo de calderilla, ni siquiera Ricky podía esperar su respuesta. 

Una Mano Amiga

Abby sabía que le vendría bien una mano amiga en su restaurante, así que le ofreció un trabajo a Ricky. Su cara y sus ojos se iluminaron, como los de un niño en Navidad.

Le pidió que trabajara todo el día lavando platos y ordenando. Ricky se puso a trabajar enseguida y, para comer, Abby le preparó un sándwich. Pero cuando se lo entregó, se lo arrebató de las manos y, rápido como un guepardo, salió corriendo del restaurante.

Siguiéndolo 

El corazón de Abby se desplomó en cuanto vio a Ricky salir corriendo por la puerta, así que lo persiguió. Pero al doblar la esquina, vio que le había dado el sándwich a otro indigente. 

Pronto regresó al restaurante y el corazón de Abby se calentó ante su amable gesto. Pero no tenía ni idea de lo que le esperaba.

Buscando Información

A lo largo del día Abby trató de obtener toda la información que pudo sobre Ricky, su vida y su pasado. 

Él le dijo que era de Puerto Rico, pero aparte de eso estaba callado y parecía dudar en abrirse. ¿Qué escondía? 

Tiempos Difíciles

Como el restaurante no aportaba suficiente dinero, Abby sabía que no podía mantener a Ricky de forma permanente. Los tiempos eran difíciles, y Abby estaba luchando para salir adelante. 

Así que, al final del día, Abby se despidió de Ricky. Pensó que sería la última vez que lo vería. Pero estaba equivocada

Seguía Yendo 

Sin embargo, al día siguiente -y durante las dos semanas siguientes- Ricky apareció en el restaurante, listo para empezar su turno. 

Como un reloj, aparecía en la puerta, con su sonrisa brillando a través del cristal. Abby finalmente le pagó, pero lo que hizo a continuación la dejó sin palabras.

Su Primer Gasto

Verás, en cuanto Ricky recibió su paga, fue a comprar un sándwich al restaurante de Abby y, por supuesto, ¡ella le hizo un descuento! Ella se despidió de él y empezó a cerrar el local.

Consideró la posibilidad de mantenerlo permanentemente, haciendo recortes en alguna parte del negocio. Pero justo cuando Ricky se fue, Abby recibió una llamada telefónica que lo cambió todo. 

Un Número Desconocido

Abby estaba cerrando tras lo que parecía un día interminable cuando sonó su teléfono. Lo cogió pero no reconoció el número.

Dudando, contestó a la llamada. No tenía ni idea de lo que le esperaba.  

Tenemos Algo Que Decirte

“¿Conoces a Ricky?”, preguntó una voz grave y severa. El corazón de Abby se aceleró, ¿quién era esa persona que llamaba? “Es la policía”, dijo la voz. “Tenemos cierta información sobre él que creemos que deberías conocer”.

Con el miedo en el estómago, pidió a la policía que le dijera todo lo que sabía sobre Ricky. Pero no podía esperar la respuesta. Ni en un millón de años. 

Su Problemático Pasado 

La policía afirmó que se había encontrado con Ricky en numerosas ocasiones por la ciudad, así que decidieron investigar un poco. 

Averiguaron que Ricky era de Puerto Rico y que llegó a Estados Unidos con la esperanza de convertirse en actor. Sin embargo, pronto se quedó sin dinero y sin techo bajo el que dormir. Pero lo que dijo la policía a continuación dejó a Abby con el estómago revuelto.

Queremos Verle

“Téngalo ahí mañana. Asegúrese de que esté en su restaurante; queremos verlo”, exigió el policía. 

Una sensación de inquietud se apoderó de Abby. ¿Por qué querían verlo? ¿Tenía problemas? Dudando, aceptó. Pero no tenía ni idea de qué pretendía la policía

El Día Siguiente

Al día siguiente, Abby llegó al trabajo con la incertidumbre de lo que le esperaba. Como un reloj, Ricky apareció en la puerta principal.

Nada más verlo, Abby quiso contarle lo de la policía, pero su instinto le dijo que no lo hiciera. Iba a desear habérselo dicho. 

Esperándole

En cuanto Ricky llegó al restaurante tenía una sonrisa en la cara. Empezó a limpiar las mesas, pero su sonrisa se borró en cuanto vio entrar a dos policías por la puerta. 

Sus ojos miraban directamente a Ricky.

Razón Para Preocuparse

Ricky trató de salir rápidamente del restaurante, pero los dos policías le detuvieron. No estaban dispuestos a ello.

“No te preocupes”, dijeron, bloqueando la salida. Pero Ricky tenía todo el derecho a preocuparse cuando se trataba de agentes de policía.

An Unfortunate Time

You see, four years ago, after failing to make it as an actor and burning through whatever cash he had left, Ricky ended up being homeless. 

He was well aware that cops could sometimes be the bad guys so he made sure to stay as far away from them as possible. But Ricky had no idea what these two police officers were going to do to him.

Come With Us Now 

“Come with us now,” they said while leading Ricky outside and into their cop car. Meanwhile, Abby looked out the window feeling sick to her stomach watching Ricky get forced into the car. 

What had she done? Had she made a huge mistake? In a couple of hours, all would be revealed. And it would leave Abby dropping to her knees.

Waiting For Him  

Two hours passed and Abby was on the edge of her seat, waiting to hear back from Ricky or the police officers. Thankfully it had been a busy morning, but it was soon the afternoon and she still hadn’t heard anything. 

Then as the clock struck 4:30 pm, Abby saw somebody walk in the door, and she was lost for words.

Completely Different 

A clean-shaven man with nice clothes walked in and beamed at her. She couldn’t place his face at first, but she’d know that smile anywhere. 

It was Ricky, but he looked completely different! The cops had taken Ricky to a hair salon and paid for a haircut for him. They also kitted him out in new clothes. But their acts of kindness didn’t end there.

A Little Help

The officers decided that all Ricky needed was a helping hand. He was a good man who just needed a little help to get out of his rut.

The officers began looking for a decent job for Ricky and even helped with the paperwork to get him into a rental home in a nice neighborhood. But that wasn’t all.

Donations

The officers rallied the community to help, and soon people from all over were donating clothes, food, furniture, and other vital supplies to help get him started. 

As soon as the housing application went through, Ricky Would have a real roof over his head and a real bed to sleep in. Ricky couldn’t believe it. “I’m in shock, I think,” he said. “This has actually restored my faith in humanity.

A Hand Up

Even if it was a “hand up not a handout”, and even if they said, “he had already done most of the hard work getting his life together by looking for a job”, the gesture was still enough to bring Ricky to tears.

Life had been so hard, and people had been so cold in the past, he had nearly lost all hope in humanity.

Turning His Life Around

Four years of living on the streets had been rough for Ricky. But this new city was a new start, and he would do everything he could to pull himself out of homelessness.

The kindness of strangers had been overwhelming. But would it be enough for him to finally have a new start.

The Importance Of Community

Officer Brandson and his family had been saving all the donated items in their garage while they waited for Ricky’s housing application to go through.

“Now it’s up to him,” Officer Brandford said, “this is a starting point for him. It’s all about being a part of the community.

Finding His Family

Officer Brandford had even managed to get in touch with Ricky’s mom, who was back in Puerto Rico! The two reunited over video chat for the first time in four years! 

Ricky was so thankful to the officers and to Abby for helping him out when he needed it so badly. He had a home, a caring community, authority figures who really cared, and the helping hands that would finally let him have the future he dreamed of.

In order to protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events or places or persons, living or dead are entirely coincidental.