A Un Hombre Se Le Ocurre Una Audaz Manera De Impedir Que La Gente Atraviese Su Jardín

Al Acecho

Esperaba junto a la ventanilla, con el teléfono en la mano, el vídeo grabado y una sonrisa malévola en la cara.

Al principio había sido educado, pero cuando la gente no le hizo caso, decidió que había que tomar medidas más drásticas. Quienquiera que decidiera cruzar su césped de ahora en adelante se iba a llevar una desagradable sorpresa.

Enamorado

Cuando Thomas Lyons compró por primera vez su casa de 3 dormitorios, situada en una esquina, estaba eufórico. 

Había espacio más que suficiente para que sus dos hijos retozaran en el patio trasero y su mujer tuviera un respetable jardín de hierbas. Pero lo que realmente le llamó la atención fue el extenso jardín delantero de color verde esmeralda. Todo el paquete inmobiliario parecía demasiado bueno para ser verdad… y lo era.

Hábito Molesto

Thomas no estaba seguro de cuándo había empezado exactamente. Tal vez había sucedido incluso antes de que él se mudara. Pero la gente tenía la molesta costumbre de atravesar su jardín.

Si sólo hubiera sido una persona, de vez en cuando, que tal vez no prestaba atención, habría estado bien. Pero no era el caso.

No Sólo Uno

Las cosas iban tan mal que acabó teniendo que instalar una cámara. En un solo día, el total fue de 30 peatones, 8 bicicletas y ¡dos cochecitos!

No es que no tuvieran otra opción. Había literalmente una acera alrededor de todo el lado público de su terreno.

Esquina Insalvable

Al final de la esquina más alejada, donde se encontraban las aceras, estaba todo lleno de tierra.

Thomas era un hombre razonable, así que pidió educadamente a la gente que no utilizara su jardín como atajo. Lamentablemente, nadie le hacía caso; algunos incluso ignoraban sus peticiones en su propia cara… y avanzaban por la hierba hasta llegar a su destino.

Sin Vallas

Algunos vecinos sugirieron poner una valla, pero entre el papeleo, las tasas y el coste de levantar la divisoria, era una solución cara.

Thomas se enfadaba cada vez que alguien cruzaba su jardín. En sus tiempos, a esa gente le habrían dado lo suyo por allanamiento de morada. Cuando el tráfico peatonal no dio señales de desaparecer, decidió tomar cartas en el asunto.

Solución Barata

Por suerte, su brillante idea no le iba a costar mucho. Ya disponía de la mayor parte del equipo, sólo necesitaba un sensor… y otro complemento clave.

Cuando todo estuvo listo, preparó la cámara, le dio a grabar y se recostó en la silla con una taza de café. Esto iba a ser bueno.

Primer Asalto

Eran las 7 de la mañana cuando apareció el primer intruso. Era una mujer que salía a correr. 

Se trataba de un adulto, alguien que sabía exactamente para qué servía una acera. Aun así, pisó las aceras al ritmo de la música que sonaba en los auriculares. De repente, la trampa de Thomas saltó y la mujer chilló con todas sus fuerzas.

Fuerte Y Empapado

El sensor activó una alarma impresionantemente fuerte… y puso en marcha el aspersor.

Thomas lo había puesto en el chorro más fuerte y directo, para que cualquiera que pasara por allí recibiera un potente chorro de agua fría. Lo siguiente fue un grupo de chicas de secundaria. Gritaron y corrieron hacia la acera. Thomas se reclinó en su silla y gritó con una carcajada.

Compartir Los Resultados

Tenía que compartirlo en las redes sociales. Así que juntó varios vídeos y los subió a su cuenta de TikTok. 

Las reacciones fueron diversas. Y las negativas hicieron que Thomas quisiera coger el teléfono y estrangular al idiota que estaba al otro lado.

Opiniones Encontradas 

Mucha gente le alabó por su trampa: al fin y al cabo, estaban invadiendo una propiedad privada. 

Pero los comentarios de reprimenda le dejaron perplejo. “Es sólo hierba”, dijo alguien. “Es sólo agua”, replicó otro. “Sólo son un par de personas paseando. Cálmate”, escribió otro. La siguiente respuesta era claramente de alguien que había pasado por una situación similar…

“No Es Para Tanto”

“No es una persona, son MUCHAS (todos los días) y cuesta dinero arreglar un césped, especialmente si vives en una zona que te OBLIGA a mantener adecentados tu jardín y tu casa”.

“Cuando alguien está corriendo hacia el autobús, cada segundo cuenta. Mi trabajo es más importante que tu estúpido césped”. Thomas se puso rojo de rabia, pero los internautas salieron en su defensa….

Sin Excusa

“Entonces sal 5 minutos antes. No hay excusa. ¿Dejarías que alguien corriera por tu césped cuando hay literalmente una acera a sólo 1,5 metros? No. Deja de ser tan idiota”.

Justo entonces, Thomas oyó otro grito. Este provenía de alguien en una moto. En serio, ¡¿una moto?!

Consecuencias Legales 

Sin embargo, hubo un comentario que pareció acallar a los detractores. “Cuando alguien resulta herido en tu propiedad, puede demandarte. Simple y llanamente. Tiene todo el derecho a mantener a la gente fuera de su terreno”.

Thomas no sólo había dado con la solución perfecta, sino que los vídeos estaban recibiendo cientos de miles de visitas.

Sin Parar

Con el paso de las semanas, el tráfico se fue disipando poco a poco. Colocó algunas estacas con cuerda para intentar hacer otra barrera. Pero de vez en cuando, algún imbécil pasaba por allí y recibía una fría llamada de atención. 

Thomas seguiría filmando y subiendo estos videos. Eran demasiado graciosos para guardárselos. Pero Thomas no es la única persona a la que le molesta que haya gente cerca de su jardín…

Scott Hunter

Podría haber dejado pasar lo ocurrido, pero Scott Hunter no era ese tipo de hombre. De hecho, sus colegas de la empresa de seguros tenían un apodo para él: “El Pitbull”. Una vez que Scott le hincaba el diente a algo, nunca lo soltaba. 

Así que cuando vio a su princesa de ocho años llorando en su propio cumpleaños, supo que tenía que hacer todo lo que estuviera en su mano para arreglar las cosas… y que Dios ayudara a la gente que se había cruzado en su camino.

Fiesta De Cumpleaños

Lo único que Scott y su mujer querían era dar una pequeña fiesta a su hija. Cuando Nina decoró alegremente su patio con globos e infló el castillo hinchable, nunca previó que habría algún problema. 

El día en cuestión resultó ser el peor de la vida de la joven Evie. Sus padres habían trabajado duro para asegurarse de que tuviera un cumpleaños memorable; y Evie lo recordaría, pero no por nada bueno

Vecinos Desagradables

Scott y Nina llevaban cuatro años viviendo en su casa de las afueras. Por desgracia, no podían hacer nada contra la desagradable pareja de ancianos que vivía en la casa de al lado. 

De vez en cuando se le quejaban del”ruido” que hacía su hija cuando jugaba con sus amigos en el jardín, por el humo que salía de su barbacoa y por cualquier otra razón insignificante que pudieran encontrar. Durante meses, Scott y Nina habían intentado mantener la paz. Pero los vecinos estaban a punto de cruzar una línea.

El Gran Día

El día del octavo cumpleaños de Evie empezó con buen pie. El tiempo era perfecto, la niña estaba entusiasmada con su fiesta y Scott estaba de buen humor. Cortó el césped, hinchó la piscina infantil y montó el castillo hinchable. 

Los niños y sus padres empezaron a llegar. Scott encendió la barbacoa mientras Nina preparaba los aperitivos. Nadie se dio cuenta de que dos pares de ojos furiosos miraban por encima de la valla trasera. 

Interrupción Impertinente

“¡Eh, Scott!”, bramó el viejo miserable, “¡Estamos intentando disfrutar de nuestro porche, así que dile a tus retoños que se callen!”. 

“Son niños, Bernard, es una fiesta”, dijo Scott, apretando la mandíbula y dándose la vuelta. Siguió trabajando en la parrilla mientras los niños chapoteaban alegremente en la piscina, pero debería haber sabido que su maleducado vecino no iba a dejar así las cosas.

The Best Gift

Evie’s eyes sparkled when she opened her gifts. For some reason, her favorite present was the large inflatable ball that her grandma had bought her. All the kids clamored to play with it, bouncing it to each other and kicking it against the fence. 

When someone accidentally kicked it too high, and it bounced into the neighbor’s yard, nobody could have anticipated what would happen next.

Unexpected

Bernard’s wife went over and scooped it up. She held the ball in her hands for a few seconds while the kids waited… Everyone expected her to simply toss it back. “Please throw it over,” Evie pleaded. 

Instead, she handed it to her husband. He made sure everyone was looking while he fetched a screwdriver from the garden shed. 

Unbelievable Behavior

Bernard kept unbroken eye contact with Scott. Then, a satisfied expression came over his face as he slowly and deliberately stabbed the ball. 

Then, the malicious man clumsily squashed it up with his hands and throttled all the air out of it. Scott was incredulous. Evie screeched. The old man seemed to get so much pleasure out of causing the little girl’s tears, and he wasn’t finished yet.

Tears

Evie cried and cried, but eventually, her mom managed to placate her. Nina just wanted the party to continue as if nothing had happened, but Scott was seeing red. 

As the day drew on, he grew angrier and angrier. If the neighbors enjoyed their porch so much, he’d make sure they never enjoyed it again.

A Plan

Scott had never been so angry in his life. He wasn’t about to just let it go. They had ruined his little girl’s birthday, now they would have to live with the consequences. His plan was simple.

He could see the neighbor’s porch from his yard. Every time the miserable old couple came outside, he was ready. 

An Annoyance

Scott thought carefully about all the ways he could make his insufferable neighbors’ lives a living hell. He thought about everything from poisoning their lawn to other, more harmful measures. 

But he wasn’t a fool — he knew that he couldn’t do anything drastic or illegal, so he decided to be an annoyance instead. He’d teach them to make his daughter cry.

Payback

Every time Scott saw the neighbors sitting on their porch, he’d go to his garage and gleefully fire up his air compressor. Then, he’d make a racket with his gas leaf blower in the yard. At first, the neighbors would complain, but they couldn’t compete with the noise.

Every day, Scott would watch the porch and wait for them. It worked every single time. 

Obsessed

Scott was obsessed with getting payback, but he could bide his time. He’d do it until the couple died or moved out if he had to. He would be a constant reminder of their unacceptable behavior, and he’d never let it go. 

They soon realize that they had made a huge mistake when they crossed him.

Persistence

Scott continued with his noisy regime for years. True to his word, he never let Bernard and his wife enjoy their backyard ever again. 

He didn’t even pretend that he was doing anything other than making as much noise as he could every time they set foot outside. And, every time, he’d drive those miserable neighbors right back inside.

In order to protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events, places, or persons, living or dead, are entirely coincidental.