Un Hombre Afirma Que Lleva A La Abuela De Compras Hasta Que La Cajera Le Traduce Lo Que Realmente Dijo

Algo No Encajaba

Jenna miró a la pareja desde lejos. Estaban en la parte trasera de la tienda mientras el hombre miraba a su alrededor con desconfianza. No sabía por qué, pero había algo raro en el comportamiento del hombre. 

Tenía la misma expresión amarga en el rostro desde que cruzó las puertas. Pero Jenna no pudo evitar mirar fijamente a la anciana. Tenía la cabeza gacha y un pequeño sombrero de cubo que le ocultaba los ojos. No podía explicar la sensación de inquietud que sentía en el estómago.

Pero cuando por fin vislumbró el rostro de la anciana, su corazón se desplomó. Era peor de lo que pensaba.

Los Notó

Jenna se fijó en ellos en cuanto cruzaron la puerta. El rostro del hombre se torcía de ira mientras caminaba delante de la mujer mucho mayor.

Ella se esforzaba por seguir el ritmo, sus frágiles piernas la llevaban tan rápido como podían.

Al principio no pensó mucho en la pareja, el hombre parecía tener prisa, pero aparte de eso, todo parecía bastante normal. 

Mantener El Ritmo

Estaba recogiendo una de las estanterías de la parte trasera cuando pasaron junto a ella. El hombre iba muy por delante de la mujer, que le seguía con su viejo bastón. “Mantén el ritmo”, refunfuñó en voz baja. 

Jenna no pudo evitar fruncir el ceño y se volvió hacia la mujer, que hacía todo lo posible por seguir el ritmo del hombre más joven.

Intentó verle la cara, pero un pequeño sombrero le tapaba los ojos. Algo en aquella pareja no le gustaba.

Una Interacción

Dejó de hacer lo que estaba haciendo y observó a la pareja desde su asiento. Se adentraron en la parte de atrás y se detuvieron. El hombre se volvió hacia la anciana y la miró con desprecio. Decía algo, pero Jenna no podía oírlo desde donde estaba sentada. 

Una vez más, intentó mirar a la anciana a la cara, pero cuando el hombre le habló por lo bajo, su cabeza bajó hasta el suelo.

Jenna vio cómo se llevaba una mano temblorosa a la cara y se limpiaba las mejillas. ¿Estaba llorando?

Tarea Abandonada

En este momento, Jenna había abandonado por completo su tarea, en su lugar, estaba totalmente de frente al hombre y la mujer. El hombre empezó a meter objetos en una cesta, y la mujer retrocedió de un salto.

Jenna no podía explicarlo, pero sentía lástima por la mujer. Estaba claro que era muy anciana y frágil, y el hombre parecía no sentir compasión por ella.

Se preguntó cuál sería su historia. 

Ella Sabía

Se levantó de su asiento frente a la estantería y se acercó lentamente a la pareja. El hombre tenía la cara enfadada y la mujer permanecía inmóvil detrás de él.

Seguía mirando al suelo y de vez en cuando se limpiaba la cara.

Jenna quiso acercarse y preguntar si la anciana estaba bien, pero sabía que no debía involucrarse. Pero, ¿era la situación tan grave como parecía?

Ella Lo Vio

Aunque quería ayudar a la anciana, sabía que no podía hacer nada. Estaba a punto de darse la vuelta y regresar a su estantería cuando sucedió. 

Por una fracción de segundo, la anciana levantó la cabeza y miró directamente a Jenna. Su corazón se desplomó cuando la vio, y las manos le sudaron al instante. No se lo podía creer.

La mujer apartó la mirada al instante, sabiendo que había metido la pata al revelar su rostro. Jenna tenía que hacer algo al respecto. 

Una Vida Sencilla

Nacida y criada en Saint Joseph, Missouri, Jenna Adams llevaba una vida sencilla. La joven de veintitrés años estaba en su segundo año de universidad y trabajaba ocasionalmente en un supermercado local. 

Todos los que conocían a Jenna sabían que era una joven fuerte e independiente.

Siempre defendía aquello en lo que creía, sin importarle si eso la metía en problemas. Pero un día sufriría las consecuencias de hacerlo. 

Fuera De Lo Común

El día empezó como cualquier otro. Jenna acababa de pasar el día en la universidad y se dirigía al trabajo. Llegaba tarde, pero sabía que a su jefe no le importaría. Siempre era comprensivo. 

Entró corriendo por las puertas de la enorme tienda, se dirigió a la parte de atrás y fichó. Durante las horas siguientes, realizó un montón de tareas diversas.

Nada parecía fuera de lo normal. Pero todo cambió cuando entraron el hombre y la mujer.

Con Prisas

Estaba reponiendo uno de los estantes cuando los miró un segundo y se fijó en la expresión malhumorada del hombre más joven.

Detrás de él iba una anciana con bastón. Estaba claro que le costaba seguir el ritmo del hombre, pero eso no le detuvo. 

Se limitó a caminar delante de ella. Pero Jenna no les prestó demasiada atención al principio. Supuso que simplemente tenían prisa. 

Ocuparse De Sus Asuntos 

Jenna se dedicó a sus quehaceres sin prestar atención a nadie a su alrededor. Le quedaba una hora de trabajo y estaba deseando irse a casa a descansar.

Estaba distraída con sus propios pensamientos cuando oyó unos fuertes pisotones detrás de ella. 

Cuando se volvió para mirar a la persona, vio al hombre gruñón de hacía unos minutos. Se había metido en la parte trasera de la tienda y la anciana estaba a unos metros detrás de él.

Personajes Extraños 

Jenna pensó que era extraño que el hombre no estuviera esperando a la anciana, pero desde que había empezado a trabajar en el supermercado, había visto muchos personajes extraños. 

Pero cuando el hombre pasó junto a ella, se dio la vuelta y refunfuñó: “Sigue”. Esas dos palabras cambiaron la forma en que Jenna se sentía acerca de toda la situación. Algo en la forma en que le habló a la anciana no le gustó. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y se dio la vuelta.

Ella no lo sabía en ese momento, pero la anciana estaba en serios problemas.

Algo No Iba Bien

Jenna miró a la mujer que llevaba un viejo sombrero de cubo que le cubría los ojos. Estaba mirando al suelo, la única parte de su cara que era visible era su nariz. Frunció el ceño, observando cómo la anciana intentaba acelerar, pero no alcanzaba al hombre.

Jenna no solía entrometerse, pero no pudo evitar que sus ojos siguieran a la pareja hasta el fondo de la tienda.

Había algo en el comportamiento del hombre que no le gustaba.

Estaba Furioso

Todavía tenía en la mano una caja de tomates en conserva cuando giró ligeramente la silla. Cuando acababan de cruzar la puerta, no le dio mucha importancia a la expresión malhumorada del hombre, pero ahora que lo miraba de verdad, parecía furioso. 

Se detuvo ante una de las estanterías y se volvió hacia la mujer con los ojos entrecerrados. Luego dijo algo que hizo que la mujer bajara aún más la cabeza.

Jenna lo observó con ojos preocupados. ¿Qué demonios estaba pasando?

¿Estaba Llorando?

La mujer levantó una mano temblorosa y se la pasó por las mejillas mientras el hombre ponía los ojos en blanco. ¿Estaba llorando? ¿Qué le había dicho? Jenna dejó la caja en el suelo y giró completamente la silla en su dirección. Algo no iba bien.

Se dio la vuelta y empezó a meter objetos con dureza en una cesta de la compra, haciendo que la mujer se estremeciera.

Jenna sintió que una abrumadora oleada de tristeza la inundaba mientras observaba.

No Te Involucres 

Se preguntó si podría acercarse y preguntar a la mujer si estaba bien, pero sabía que no podía involucrarse. Quiso darse la vuelta y seguir trabajando, pero sus ojos no se apartaban de la mujer. 

Intentó mirarla una vez más, pero la mujer tenía la mirada fija en sus zapatos, lo que hacía imposible vislumbrar su rostro.

Jenna estaba a punto de apartar la mirada, pero justo entonces, la mujer levantó la vista un segundo.

Preocupada

Sus ojos llorosos se posaron justo en Jenna, atrapándola mientras la miraba fijamente. Pero a Jenna no le preocupaba el hecho de que la hubieran pillado mirando. Lo que le preocupaba era lo que veía en la cara de la mujer.

Un gran hematoma negro y azul cubría el ojo izquierdo de la anciana. Estaba tan hinchado que apenas podía abrirlo. Pero la mujer apartó la mirada casi de inmediato, sabiendo que había cometido un error.

Un escalofrío recorrió la espalda de Jenna. Esto era peor de lo que ella pensaba. 

¿Qué Podía Hacer?

Tenía los ojos muy abiertos cuando volvió a mirar al hombre. Él no se había dado cuenta de la interacción, seguía tirando con rabia la compra en su cesta. Jenna no sabía qué hacer.

¿Tenía que ir a preguntarle a la mujer? ¿Y si el hombre era el responsable? No quería hacer suposiciones, pero el hombre la aterrorizaba.

Estaba claro que estaba de muy mal humor. Pero Jenna no era el tipo de persona que simplemente dejaba pasar esto.

No Podía Dejarlo Pasar

Haciendo acopio de todo su valor, se levantó de la silla. No podía dejar marchar a la anciana sin asegurarse de que estaba bien. 

El hombre y la mujer estaban de espaldas a ella mientras se acercaba en silencio.

Dio pasos lentos y vacilantes hasta que por fin los alcanzó. “Disculpen, señor y señora”, les dijo.

Hablar Con Ellos

Cuando el hombre se volvió hacia ella, enarcó una ceja. No quería que nadie le molestara. La anciana también se giró, limitándose a mirar el rostro de Jenna antes de volver a bajar la vista. 

Sus manos temblaban al enroscarse alrededor de su bastón.

Sabía que había cometido un error al mirar antes hacia arriba, y estaba aterrorizada por lo que Jenna pudiera hacer.

Intimidation 

“Uh, I’m sorry to bother you,” She stammered over her words as the man’s eyes bored into hers. She quickly turned to the woman, trying to ignore the man who was trying to intimidate her with his harsh gaze. “But I noticed the mark on your face, ma’am. I just wanted to make sure you’re alright?” 

A thin layer of sweat had appeared across her forehead as the man let out an irritated grunt.

But Jenna made the fateful mistake of getting the man’s attention. He now had his sights on her.

Sights On Her

The old woman flinched at Jenna’s words. But it wasn’t because she feared for her safety. The look in her eyes implied that she was worried about the store clerks. Jenna had no idea that she had just stirred a beehive of trouble.

The man’s aggression suddenly changed from being focused on the woman to staring directly at her.

He started slowly moving towards her, an evil look on his face.

His Next Move

The man’s next move was known only to him. He kept his pace as the gap between them closed. Jenna had no idea that she had poked her nose in an affair that would only get her in trouble, too.

Was it her imagination, or did he have something in his pocket?

Fear gripped her as she imagined all of the terrible things he could do.

None Of Her Business

The man closed the distance, and Jenna stood frozen in place. She had no idea what he was going to do to her. He stared daggers at her and opened his mouth to speak out.

Jenna readied herself for the worst. “This is none of your business, lady,”

He spat at Jenna, but she suddenly had newfound confidence as she stared at the battered woman.

Battered Woman

Jenna stared at the battered woman, and her heart went out to her. She decided that she had to at least get a good explanation from the man if she wanted to feel guilt-free walking away.

“What happened to her? I think it’s in your best interest to answer truthfully,” Jenna asked in an authoritative voice.

The man’s eyes went wide, and suddenly, he backed off a bit.

Leave Us Alone

“She’s fine, she fell down the stairs,” he grumbled, “Now please leave us alone.” He tried to turn the old woman away from Jenna, but Jenna stopped him. 

“Excuse me sir, but I was talking to her. I will only leave you alone once she tells me that she’s alright.”

Jenna challenged the rude man, now angered by the way he was treating her. She didn’t like him and she didn’t trust him.

She Knew Better

The lady raised a hand to her cheeks again, wiping tears away. She still refused to show her face, her eyes not leaving the floor.

Jenna was a smart girl, and she knew better than to leave the woman’s side. 

“Look, she is my grandmother, okay? I live with her, and she fell down the stairs last night. Now back off, or I will report you to a manager.” He spat. 

Growing Concern

Jenna’s concern shot through the roof after his lousy excuse. She knew that it was a far fetched story that abusers normally told. If she really had fallen down the stairs, why was she so sad?

She wanted to get all the facts. Maybe there was an explanation for everything, but he hadn’t given it yet.

Until he satisfied her concern, she would be watching him like a hawk.

Her Behavior

His explanation didn’t explain her behavior at the store. It clearly seemed like he was in distress, so Jenna wouldn’t leave the issue alone just yet. She looked at him and said, “Her behavior doesn’t explain your explanation.”

He seemed to only get more infuriated by her questions. Jenna was getting ready for anything when she noticed people gathering around.

Maybe it was better for her to think of other ways to solve this.

Backing Off

By now, a small crowd had formed around them. One of the cashiers, Sarah, had crept closer, watching with suspicious eyes. She had noticed them too.

Jenna didn’t want to leave, but she also didn’t want to get into trouble for harassing a customer. She slowly backed away from the man and woman.

But as she was about to turn around and walk off, the old woman raised her head. She didn’t make eye contact, but she spoke in a delicate voice. 

What’s Going On?

Unfortunately, she spoke in Spanish, and Jenna couldn’t understand a word of what she’d said. “I said, leave us alone.” The man glared and she nodded, slowly walking off despite not wanting to.

She spotted her manager who was watching from afar, and made her way toward him.

She felt bad, was she wrong about everything and was the old lady actually irritated with her? Maybe she had a disorder about going out in public?

Someone Watching

Thankfully for Jenna, someone else was watching the situation unfold. They had been a silent spectator the entire time and didn’t see any kind of reason to intervene.

But now, she felt she had to.

She worked in the store just like Jenna did. She understood what the old lady actually said, and it was far darker than anyone thought.

Back To The Manager

Meanwhile, Jenna had made her way back to the manager, who wanted to know what was going on. “What was that about?” He asked. Luckily, he didn’t seem upset with Jenna. 

She was about to explain when Sarah, the cashier, ran up to them. She couldn’t stand by any longer and let bad things happen to people for no reason.

The man really was bad.

Call The Police!

“We have to call the police!” Sarah told the manager. She came from a Spanish household, and she overheard what the old woman had said. “You have to hurry before they leave.” She warned. 

But the manager refused to call the police until Sarah told him what the woman had said.

They were about to learn how bad the situation really was. 

Getting Help

“She asked Jenna to help her, and she said that the man hurt her,” Sarah explained, and Jenna’s heart dropped. The manager didn’t waste a second as he rushed into his office. 

Within minutes, he was on the phone to the police. Thanks to Jenna and Sarah, help was on the way.

But what exactly was going on? Was he really her grandson?

An Explanation 

Once the call was made, Jenna explained the situation to the manager. She explained how the man had treated the woman, which Sarah could confirm as she had been watching them too.

With both of them as witnesses, it seemed clear what was going on. But Jenna wasn’t even finished yet.

She told her manager one final detail that would be the nail in the coffin.

Bruises

She could only feel anger when she then mentioned the bruise, shocking both the manager and Sarah. Nobody would defend the man after hearing about that.

Jenna was the only one who’d seen it. They just hoped that the police would get there in time.

Who knows what else would happen if the man got away?

The Officers

Ten minutes after the manager had made the call, a police car pulled up outside the doors. Two officers came in, and the manager walked them to where the man and woman were standing in line. 

“Sir, we would like to have a word with you outside,” One officer said before they led the man outside.

The woman stayed behind, immediately bursting into tears of relief

The Full Story 

A female officer approached the old lady and spoke Spanish to her. After a long conversation, they had all of the information that they needed. 

It turned out that he was in fact her grandson. He had moved in with her after the sudden loss of his mother and her daughter.

He was a thirty-year-old man with no ambition. 

Tears Of Joy

He lived off of his grandmother’s money and hurt her whenever she couldn’t give him exactly what he wanted.

It was a terrible thing to do, but thankfully, he wouldn’t be able to hurt her anymore. The police made sure of that.

She cried tears of joy when Jenna told her that he had been arrested. But the old lady wondered what would happen once he was released. 

Needed Support

Jenna’s heart went out to the old woman. She was being taken advantage of by her own grandson. She needed support, even if she had plenty of money on her own.

That’s when Jenna decided to do something nice for her. The woman started coming into the store once a week.

Why was she returning to the scene of the crime?

Grocery Shopping

It didn’t look like she was just grocery shopping. She barely bought anything whenever she came and she always stared at Jenna.

She never approached her but it was as if she wanted something.

Then finally, the old woman approached her. She stared at Jenna and started speaking. But there was one problem.

Spanish

The old woman spoke only in Spanish. But thankfully, Sarah came to the rescue. She came to translate the woman’s words.

She thanked Jenna for what she’d done, but she had other problems.

She told her that she was worried what would happen when her grandson came back. This sent shivers down Jenna’s spine. What would they do?

Thinking Of A Plan

Jenna felt obligated to help the woman. She didn’t want the grandson coming back and doing who knows what to her.

She and Sarah brainstormed ideas while the lady nervously watched them.

She needed to find a way to ensure he could never harm her again. Then it came to her. Jenna told the old woman what to do. It would change everything.

A Restraining Order

Jenna instructed the old woman to go get a restraining order against her son. The evidence was clear enough to get one easily. The old woman was nervous, but she had to do it.

The woman reluctantly got one against the last of her family. This meant that once he was out on probation, if he got close to her, he would go straight back to jail.

Disclaimer: To protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events, places, or persons, living or dead, are entirely coincidental.