Tasador Examina Estatua Antigua De Una Mujer, Encuentra Un “Compartimento” Escondido

Revelación

Se le cayó el alma a los pies cuando escuchó las palabras del tasador. Al parecer, había subestimado esa estatua. Había mucho más de lo que parecía a primera vista.

Siguió sus instrucciones, ansiosa por ver lo que la enigmática estatua escondía en su interior. Y cuando encontró la nota, lo supo con certeza: acababa de cometer el mayor error de su vida.

¿Solo Una Estatua?

Pensó que era una estatua normal y corriente. La había visto innumerables veces en casa de su abuela y, aunque era bastante bonita, nunca le había dado importancia.

Ahora que su abuela había fallecido, esta estatua le parecía uno de los muchos objetos de la vieja casa que no servirían de mucho. Pero con el tiempo, se arrepentiría de haberlo juzgado tan a la ligera.

La Abuela De Alice

La protagonista de esta historia es una joven llamada Alice, de Baton Rouge, Luisiana. Había perdido recientemente a su abuela; la pérdida le había causado un gran dolor. Alice y su abuela habían compartido un vínculo muy especial y profundo desde que ella era una niña.

Ahora que se había ido, Alice sentía que había perdido a una de sus mejores amigas. Su abuela había sido un pilar de fuerza y una confidente, una fuente de apoyo, esperanza y consuelo. Era la mujer más amable y honesta que había conocido, y no parecía haber nada oculto ni oscuro en ella. Al menos, eso era lo que pensaba Alice.

La Vieja Casa

La muerte de su abuela había llegado con una gratificación agridulce para Alice; había sido nombrada heredera de su antigua casa. Había pasado muchos momentos en esa casa, que iban acompañados de muchos buenos recuerdos.

Ahora era suya. Y cuando fue por primera vez a la casa para ordenar un poco, hacer un inventario de todas las cosas que su abuela guardaba allí y decidir qué hacer con ellas, la nostalgia la golpeó de lleno.

Recuerdos

¡Había tantas cosas allí! Y podía asociar casi cada una de ellas a un recuerdo concreto de un momento vivido con su abuela.

A medida que iba revisando todos los muebles y objetos que su abuela solía tener en la casa, se iban reproduciendo en su memoria momentos del pasado, desde su más tierna infancia hasta su adolescencia. Pasó un rato revisando todas esas cosas y embriagándose de recuerdos. Y, de repente, lo vio.

La Estatua

Se fijó en esta vieja estatua de bronce que su abuela había colocado al lado de la puerta. Era una pieza preciosa; representaba a la diosa griega Tetis. Era la hija del dios del mar Nereo.

Su abuela siempre se había interesado por la historia y la mitología antiguas. Se pasaba horas contándole a Alicia cuentos sobre los antiguos dioses y héroes. Pero eso no era todo.

Clásicos

De hecho, le había transmitido ese interés. Alice acababa de licenciarse en clásicas. No era la titulación con más salidas del mundo, y le costaba encontrar trabajo como recién licenciada. 

Pero no se arrepentía. Era una de sus grandes pasiones. Sin embargo, a veces miraba su cuenta bancaria y se preguntaba si debería haber estudiado otra cosa. No sabía que su suerte estaba a punto de dar un giro.

Decidió Venderla

Aunque la mayoría de esas cosas tenían un cierto valor sentimental para Alice, decidió que no podía quedarse con todo. Prefería redecorar la casa, ya que pretendía convertirla en su lugar de residencia. 

Conservar todas las cosas de su abuela haría que el lugar pareciera un museo que se la recordara constantemente. Pero, después de todo, el pasado era el pasado. Así que decidió que vendería la mayoría de los objetos antiguos. Publicó anuncios en Internet para varios de ellos, incluido el umbral de bronce. Y al cabo de unos días, recibió un mensaje.

Comprador Misterioso

Alguien del otro lado del país estaba interesado en comprar la estatua. Apenas unos minutos después de que Alice publicara un anuncio vendiéndolo por 15 dólares, un misterioso posible comprador se puso en contacto con ella.

En un principio, Alice aceptó enviárselo después de que él le hiciera una transferencia bancaria. Pero entonces, empezó a tener dudas. ¿Y si la estatua valía más que eso? No era una posibilidad descabellada, dado que estaba despertando interés tan pronto. Así que decidió llevarla a un tasador.

El Tasador Interviene

Así que Alice fue a una tienda de antigüedades cercana. Le contó al tasador la historia de la estatua y se la entregó. Se pasó un rato manipulándola, inspeccionando todos y cada uno de sus detalles.

Y al cabo de un rato, lo encontró. Había algo en la estatua que había pasado desapercibido para Alice. El tasador sacó la linterna de luz negra para mostrárselo.

Compartimento Oculto

¡Había un compartimento oculto en la base de la estatua! Alice nunca lo había visto. Por lo que ella sabía, aquello no era más que una estatia, y no sabía que su abuela podría haberla utilizado para guardar algo en su interior.

El tasador le pidió permiso para abrirlo. Alice aceptó. Su corazón se aceleró. ¿Qué podría haber dentro de esa vieja estatua de Tetis?

Dos Cartas

No era un tesoro escondido lo que Alicia y el tasador encontraron dentro de la estatua; eran dos papeles enrollados. Ambos parecían bastante envejecidos, pero uno más que el otro. 

El tono de uno era amarillento, probablemente de los tiempos en que la abuela de Alicia era joven, mientras que el otro tenía un tono marrón. Parecía mucho más viejo. El tasador los sacó y se los entregó a Alice.

Un Mensaje Para Su Abuela

Alice desenrolló primero el papel amarillento. Nada en el mundo podría haberla preparado para lo que leyó en él. Era una carta para su abuela de hace muchos años.

Estaba firmada por una mujer cuyo nombre Alice no había oído nunca. Y por el contenido de la carta, parecía que se trataba de una mujer con la que su abuela había tenido una relación sentimental antes de casarse con su marido, ¡el abuelo de Alice!

La Segunda Nota

Esto dejó a Alice con la boca abierta. Jamás habría imaginado esa faceta de su abuela. Esto cambió la imagen que tenía de ella de una manera importante. Pero eso no era todo. Todavía tenía que comprobar la nota marrón.

La desenrolló y trató de leerla, pero no pudo entender lo que decía. Se la entregó al tasador para que la ayudara. Mientras él la leía, ella esperó con ilusión.

Había Algo Escrito

Mientras Alice observaba, las expresiones del tasador seguían siendo ilegibles. Sin embargo, algo en la forma en que se tomaba su tiempo, leyendo y releyendo y repasando cada centímetro con una lupa, parecía extraño. 

Alice lo observó con la respiración contenida. No podía evitar la sensación de que ahí había algo importante. Otros pensamientos paranoicos no tardaron en aparecer. 

Confianza 

Como el tasador era un profesional, Alice estaba a su merced. Por un momento, algunos pensamientos preocupantes pasaron por su mente. 

Esperaba que si había algún valor intrínseco en la estatua, el tasador fuera sincero al respecto. Si no lo hacía, eso sería problemático. 

Incertidumbre

La mayor preocupación de Alice era no estar segura de cómo proceder. Si él decía que no valía mucho pero se ofrecía a comprarlo, ¿podría saber realmente si estaba siendo honesto?

Por otro lado, si él era sincero y valía algo, ¿cómo debía proceder entonces? Alice no estaba segura. Todo esto se estaba volviendo un poco estresante. 

Historias 

Alice había escuchado muchas historias de gente que tuvo suerte con objetos antiguos que resultaron ser verdaderos tesoros. Por otro lado, había escuchado muchas historias de personas que habían sido estafadas. 

Aparte de la posibilidad de que la estatua tuviera un valor incalculable, a Alice le preocupaba que pudiera ser valiosa por otros motivos. El siguiente enigma era aún más difícil de resolver. 

Valor Sentimental

Dado que su abuela había decidido esconder las notas íntimas dentro de la estatua, se preguntó si podría significar mucho más para ella. 

Si la abuela tenía la intención de conservarla como una reliquia familiar, a Alice le preocupaba deshacerse de ella con demasiada facilidad. 

Otras Consideraciones 

Por otro lado, la herencia de Alice había sido una gran ayuda hasta el momento. Sin embargo, seguía necesitando ingresos extra para estar cómoda. 

Su carrera no había dado los frutos que ella esperaba y la posibilidad de encontrar una pieza valiosa era ciertamente una perspectiva emocionante. Sólo había una forma de averiguarlo. 

The Appraisal 

The appraiser had taken so much time examining the object. After studying the note, he went back and forth between it and examining the doorstep itself. 

Alice was becoming a little impatient with expectation. All his scrutiny surely had to mean something. Or was she just being foolish like so many treasure hunters before her?

He Was Ready

At one point, the appraiser even began consulting some notes he kept in a bag. The way his expression gradually grew intense and deep in thought made Alice more anxious. 

After what felt like an eternity, finally put everything down and turned to Alice. “Okay, so here’s what you have,” he said. 

A Statue

It turns out that the “doorstep” was really a little statue. More importantly, according to the appraiser, it was crafted by one of the most famous French sculptors of the 19th century!

Alice was already excited by this news alone. She loved old works of art and was fascinated by historical artwork. However, the appraiser wasn’t done.

A Real Heirloom  

The appraiser had become a lot more animated now. Far from the stuffy, severe man he had initially been, now he spoke with a twinkle in his eye and a broad grin. 

It was clear to Alice that he loved this kind of work and probably reveled in finding items like these. His excitement made Alice’s own expectations grow that much more. 

The Sculptor

As the appraiser went on, Alice became more intrigued and excited by the statue with every word. Not only had he been able to identify the piece and its time period, but the sculptor too. 

As Alice listened to everything, she was intrigued. She began feeling sentimental like she was already forming a bond with it. She wondered if it was just her that felt this way. 

Did Grandma Know? 

Now that Alice knew the true story behind the sculpture, she wondered if her grandma knew too. Her instincts told her she probably didn’t. 

After all, she had been using it mostly as a doorstep. She realized now that it was probably just another trinket she’d picked up over the years and had no idea of its value. So what made it so valuable?

Who Was He?

According to the appraiser, the note helped reveal the truth. It said that the piece had been awarded the first prize in one of France’s most prominent sculpture contests in 1857.

That meant the statue was well over a 100 years old. Alice listened intently as the appraiser went on. The best news was yet to come.

The Value

Even by the appraiser’s rudimentary first evaluation, he reckoned the piece was worth a lot. Alice was stunned when she heard just how much.  

It had been locked up here for years and years. To think that grandma had a piece of history in her home all along was surprising. The appraiser’s evaluation confirmed that it was worth around $30,000! 

An Honest Man

Alice was stunned and ecstatic about this fact. She breathed a sigh of relief when she realized that she had almost sold it for $15. Alice thanked the appraiser. She was relieved at his honesty. 

It was clear that he was a lover of antiques and not just someone who was out to enrich himself from the ignorance of others. Now, the question remained, what to do next?

A New Beginning

Alice asked the appraiser for his opinion. He advised her that he could put her in touch with the right people and arrange a sale that would be to her benefit. 

Thanking him again,  she took the doorstep home, along with the two letters, and began dreaming of the possibilities. Aside from all the fond memories, her grandma had also given her the chance at a new beginning in life too. 

In order to protect the privacy of those depicted, some names, locations, and identifying characteristics have been changed and are products of the author’s imagination. Any resemblances to actual events, places, or persons, living or dead, are entirely coincidental.